La Sierra de Ferrera, de importante valor ecológico, forma parte conforme a la Directiva Aves de la ZEPA COTIELLA- SIERRA FERRERA, es decir, se trata de una Zona de Especial Protección para las Aves, con una importante presencia de grandes rapaces y aves subalpinas en la zona de cumbres. También Sierra Ferrera es un Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), que al compartir características biogeográficas de las regiones alpina y mediterránea, favorece una gran diversidad florística y faunística. Estas dos figuras de protección son una clara muestra de la importancia de perseverar este excepcional enclave.
La sierra, caracterizada en su parte más elevada por la abruptosidad de sus grandes cortados calizos, es una región con importante presencia de quebrantahuesos, al albergar zonas muy adecuadas para su nidificación.
El quebrantahuesos es la rapaz más grande de nuestra fauna y sin duda una de las más atractivas. La particularidad más sorprendente de este pájaro es el ser un comedor de huesos. El ave los traslada en sus garras y los deja caer desde varias centenas de metros de altitud sobre un lugar rocoso (rompedero), donde podrá recuperar los restos y tragarlos. El quebrantahuesos es (junto con el águila perdicera) la rapaz más amenazado de nuestra fauna y las parejas diseminadas a lo largo de la cadena pirenaica son seguidas con asiduidad desde hace más de una veintena de años.
También aquí encontramos otras rapaces como la majestuosa águila real, el alimoche, carroñero que llega cada primavera desde África para anidar en estos parajes, buitre leonado, gran carroñero muy gregario que tiene sus colonias de cría localizadas en las cornisas y cuevas de estas paredes verticales, halcón peregrino y en menor cantidad águilas culebreras, calzadas, alcotán, milano real, aguilucho cenizo, gavilán, azor, ratonero o cernícalo.
El bosque mixto de haya, abeto y pino silvestre se prolonga por las laderas septentrionales de la sierra, sustituyéndose en las zonas más elevadas por pino negro. Es en estos bosques de coníferas situados en las proximidades al Collado de Culluvert donde se alberga la población de urogallo. También podemos encontrar aquí lechuza de Tengmalm, perdiz nival, pito negro, chova piquirroja y pajarillos como el treparriscos, bisbita ribereña alpina ó acentor alpino.
Son innumerables las especies autóctonas y de paso que nos visitan, entre las que podríamos citar: jilgueros, gorriones, pinzones, lavanderas, zorzales, herrerillos, carboneros, currucas, golondrinas, vencejos, aviones, escribanos, alondras, ruiseñores, zarceros, mosquiteros, cucos, totovías, abubillas, alcaudones ...
El excursionista, con una pequeña guía de aves y unos prismáticos puede ir observando e identificando estas especies a lo largo de su paseo. Hay que estar con el ojo bien abierto al cielo para observar a veces la silueta furtiva, a veces volando tranquilamente en el horizonte, alguna de las grandes rapaces en su medio natural. También, con un poco de paciencia podremos advertir a los pequeños pajarillos, intentando identificarlos con mucha perseverancia.
Como veréis, en este tranquilo y apacible entorno la vida fluye a cada instante, cada reflejo es testimonio de una tierra viva donde su máxima expresión la tenemos en cualquier pequeño rincón.